Javi Iglesias: “A la Titan Desert 2019 voy seguro”

Jesús D. Angosto 11-05-2018 - Bike

  • El ciclista melillense hace balance de su primera participación en la carrera de mountain bike por etapas más dura del mundo

  • Preparación física y psicológica, mecánica o compañerismo han sido determinantes para cruzar la línea de meta tras más de 600 kilómetros de desierto

Hace una semana que Javi Iglesias consiguió completar el que era su sueño deportivo, acabar la Titan Desert. Atrás quedan más de 600 kilómetros de desierto, momentos de soledad y compañerismo, problemas en una rodilla, alguna jugarreta de la mecánica, pero sobre todo le quedan ganas de repetir. Promete volver el próximo año y seguramente acompañado de algún melillense más.

Ha pasado una semana, tiempo para madurar la experiencia, ¿qué balance haces de tu participación en la Titan Desert?

Ha sido una experiencia única e inolvidable. Hay que estar allí para saber realmente lo que es la Titan Desert. El día a día en el campamento, las zonas por las que hemos pasado, las amistades que he hecho, la experiencia que se coge al participar en una prueba de ese nivel, son cosas que jamás se olvidan.

¿Se han cumplido tus expectativas?

Se han cumplido con creces. A nivel deportivo, he rendido mucho mejor de lo que pensaba, teniendo en cuenta que es la primera vez que participo en una prueba por etapas. Salvo el problema de rodilla por la caída del segundo día, las piernas funcionaron a la perfección. Es una prueba muy dura, en la que pasas por momentos buenos y momentos malos, y afortunadamente, he sabido gestionarlos para conseguir el objetivo, y superarlo con creces.

"Si te encuentras solo, tienes que ser muy fuerte mentalmente, y yo lo llevé muy bien desde el principio"

¿Cuál fue el momento más duro?

Sin ninguna duda, a partir del kilómetro 60 de la tercera etapa hasta que crucé la línea de meta en Risani. La rodilla me molestó mucho, no me dejaba pedalear con la fuerza que tenía, y eso hace que se te pasen muchas cosas por la cabeza. Pero, por suerte, hice lo que tenía que hacer, que era pasar el día con los mínimos problemas posibles y pensar en los tres días que faltaban para terminar.

Pero esta carrera tiene muchos momentos más placenteros, ¿no?

El último kilómetro fue muy especial. Se te vienen muchos recuerdos a la cabeza, piensas en las horas de entrenamiento que has hecho, en tu familia, en el esfuerzo tan grande que supone afrontar con garantías una prueba así y, sobre todo, cuando cruzas la línea de meta te dices a ti mismo: “Javi, has trabajado mucho para llegar hasta aquí, y lo has conseguido”. Es una sensación única.

Ahora en la distancia, ¿te funcionó la planificación y la estrategia?

En gran parte se han cumplido. En cuanto a la planificación, ha sido un invierno complicado por el mal tiempo y no he podido echar las horas que tenía previstas, pero lo he salvado bastante bien. Y en cuanto a la estrategia, la fui cambiando día a día. Llegué con la idea de acabar sin importar la clasificación, pero tras el primer día me cambió un poco ese pensamiento. Me veía capaz de acabar entre los 100 primeros, y así me lo tomé el segundo día. Salí en un buen grupo y fuimos bastante rápidos toda la etapa. Luego vino la caída y todo iba condicionado a las sensaciones.

Con esos problemas en la rodilla, ¿pensaste en abandonar?

En ningún momento. Aunque fuera con una sola pierna, tenía que terminar. Lo cierto es que me vine un poco abajo el tercer día cuando veía que iba muy bien, entre los 100 primeros, y la rodilla empezó a doler más de la cuenta. Entonces decidí coger un ritmo cómodo, sin forzar, y que pasaran los kilómetros. Tuve mucho margen de tiempo, de hecho, me sobraron cinco horas para entrar fuera de control, así que iba tranquilo porque sabía que, incluso bajando el ritmo, podía llegar a meta sin problemas.

Antes de la carrera hablamos de la importancia del factor mental. Ahora que la has terminado, ¿ha sido tan determinante como pensabas?

No tengo ninguna duda de que ha sido determinante. Eran etapas muy largas, con zonas muy incómodas, con extensiones de terreno en las que, después de una hora pedaleando, parecía que seguías en el mismo sitio. La carrera hace que unas veces vayas en grupo y otras solo, y ahí es donde está la clave. Si te encuentras solo, tienes que ser muy fuerte mentalmente, y yo lo llevé muy bien desde el principio.

¿Y qué factor juega la mecánica en la Titan Desert?

Es un factor fundamental. Yo he tenido suerte, me ha respetado bastante, salvo el tornillo del basculante que se aflojó el primer día, y que apreté sobre la marcha, y un pinchazo en la etapa 3 que solventé con la bomba sin tener que desmontar la rueda. La bici se ha comportado a la perfección. He visto a mucha gente pararse a reparar muchas averías y muchos pinchazos, y eso te hace perder mucho tiempo, y puede incluso pasarte factura psicológicamente.

El descanso entre etapas, ¿en qué has ocupado esas horas?

Eran muy llevaderas, pero eso sí, tenías que tener una pequeña rutina. Nada más llegar a meta, vas a tu asistencia para dejar tu bici y coger hora para el fisio. A continuación, ducha y comida, y luego ya tienes tiempo para dormir un rato, o simplemente estar tumbado charlando con los compañeros. Se puede descansar si te organizas bien, aunque lo ideal sería descansar algo más.

Hablas de momentos de compañerismo, ¿también durante las etapas?, ¿con cuál te quedas?

Son varios momentos que se quedan grabados. Me quedo con la etapa 4, en la que bajé el ritmo por los problemas del día anterior, y fui todo el rato con Cristian Silva, Natalia y Javi Rondón, junto al equipo DHL. Íbamos esperándonos unos a otros en todo momento. Si alguno tenía un pequeño bajón, siempre había otro que lo llevaba hasta enganchar con el grupo. Fue una etapa muy especial.

Después de más de 600 kilómetros por el desierto, ¿repetirás en la Titan Desert?

Por supuesto que repito. Para 2019 ya estoy dando forma al nuevo proyecto, y en breve tengo las primeras conversaciones con patrocinadores y algún ciclista de Melilla que está interesado en hacerla. De momento sólo es un proyecto, pero a la Titan Desert 2019, voy seguro.

Para eso falta un año, pero antes ¿cuál es el próximo reto?

Está condicionado a mi situación familiar. Me gustaría estar en septiembre en los Juegos Europeos de Policías y Bomberos, en la modalidad de XC Maratón, pero no puedo confirmar que voy a poder ir, de momento. Y por supuesto, no hay mayor reto que la Titan Desert 2019.

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Javi Iglesias: “A la Titan Desert 2019 voy seguro”

  • El ciclista melillense hace balance de su primera participación en la carrera de mountain bike por etapas más dura del mundo

  • Preparación física y psicológica, mecánica o compañerismo han sido determinantes para cruzar la línea de meta tras más de 600 kilómetros de desierto

Hace una semana que Javi Iglesias consiguió completar el que era su sueño deportivo, acabar la Titan Desert. Atrás quedan más de 600 kilómetros de desierto, momentos de soledad y compañerismo, problemas en una rodilla, alguna jugarreta de la mecánica, pero sobre todo le quedan ganas de repetir. Promete volver el próximo año y seguramente acompañado de algún melillense más.

Ha pasado una semana, tiempo para madurar la experiencia, ¿qué balance haces de tu participación en la Titan Desert?

Ha sido una experiencia única e inolvidable. Hay que estar allí para saber realmente lo que es la Titan Desert. El día a día en el campamento, las zonas por las que hemos pasado, las amistades que he hecho, la experiencia que se coge al participar en una prueba de ese nivel, son cosas que jamás se olvidan.

¿Se han cumplido tus expectativas?

Se han cumplido con creces. A nivel deportivo, he rendido mucho mejor de lo que pensaba, teniendo en cuenta que es la primera vez que participo en una prueba por etapas. Salvo el problema de rodilla por la caída del segundo día, las piernas funcionaron a la perfección. Es una prueba muy dura, en la que pasas por momentos buenos y momentos malos, y afortunadamente, he sabido gestionarlos para conseguir el objetivo, y superarlo con creces.

"Si te encuentras solo, tienes que ser muy fuerte mentalmente, y yo lo llevé muy bien desde el principio"

¿Cuál fue el momento más duro?

Sin ninguna duda, a partir del kilómetro 60 de la tercera etapa hasta que crucé la línea de meta en Risani. La rodilla me molestó mucho, no me dejaba pedalear con la fuerza que tenía, y eso hace que se te pasen muchas cosas por la cabeza. Pero, por suerte, hice lo que tenía que hacer, que era pasar el día con los mínimos problemas posibles y pensar en los tres días que faltaban para terminar.

Pero esta carrera tiene muchos momentos más placenteros, ¿no?

El último kilómetro fue muy especial. Se te vienen muchos recuerdos a la cabeza, piensas en las horas de entrenamiento que has hecho, en tu familia, en el esfuerzo tan grande que supone afrontar con garantías una prueba así y, sobre todo, cuando cruzas la línea de meta te dices a ti mismo: “Javi, has trabajado mucho para llegar hasta aquí, y lo has conseguido”. Es una sensación única.

Ahora en la distancia, ¿te funcionó la planificación y la estrategia?

En gran parte se han cumplido. En cuanto a la planificación, ha sido un invierno complicado por el mal tiempo y no he podido echar las horas que tenía previstas, pero lo he salvado bastante bien. Y en cuanto a la estrategia, la fui cambiando día a día. Llegué con la idea de acabar sin importar la clasificación, pero tras el primer día me cambió un poco ese pensamiento. Me veía capaz de acabar entre los 100 primeros, y así me lo tomé el segundo día. Salí en un buen grupo y fuimos bastante rápidos toda la etapa. Luego vino la caída y todo iba condicionado a las sensaciones.

Con esos problemas en la rodilla, ¿pensaste en abandonar?

En ningún momento. Aunque fuera con una sola pierna, tenía que terminar. Lo cierto es que me vine un poco abajo el tercer día cuando veía que iba muy bien, entre los 100 primeros, y la rodilla empezó a doler más de la cuenta. Entonces decidí coger un ritmo cómodo, sin forzar, y que pasaran los kilómetros. Tuve mucho margen de tiempo, de hecho, me sobraron cinco horas para entrar fuera de control, así que iba tranquilo porque sabía que, incluso bajando el ritmo, podía llegar a meta sin problemas.

Antes de la carrera hablamos de la importancia del factor mental. Ahora que la has terminado, ¿ha sido tan determinante como pensabas?

No tengo ninguna duda de que ha sido determinante. Eran etapas muy largas, con zonas muy incómodas, con extensiones de terreno en las que, después de una hora pedaleando, parecía que seguías en el mismo sitio. La carrera hace que unas veces vayas en grupo y otras solo, y ahí es donde está la clave. Si te encuentras solo, tienes que ser muy fuerte mentalmente, y yo lo llevé muy bien desde el principio.

¿Y qué factor juega la mecánica en la Titan Desert?

Es un factor fundamental. Yo he tenido suerte, me ha respetado bastante, salvo el tornillo del basculante que se aflojó el primer día, y que apreté sobre la marcha, y un pinchazo en la etapa 3 que solventé con la bomba sin tener que desmontar la rueda. La bici se ha comportado a la perfección. He visto a mucha gente pararse a reparar muchas averías y muchos pinchazos, y eso te hace perder mucho tiempo, y puede incluso pasarte factura psicológicamente.

El descanso entre etapas, ¿en qué has ocupado esas horas?

Eran muy llevaderas, pero eso sí, tenías que tener una pequeña rutina. Nada más llegar a meta, vas a tu asistencia para dejar tu bici y coger hora para el fisio. A continuación, ducha y comida, y luego ya tienes tiempo para dormir un rato, o simplemente estar tumbado charlando con los compañeros. Se puede descansar si te organizas bien, aunque lo ideal sería descansar algo más.

Hablas de momentos de compañerismo, ¿también durante las etapas?, ¿con cuál te quedas?

Son varios momentos que se quedan grabados. Me quedo con la etapa 4, en la que bajé el ritmo por los problemas del día anterior, y fui todo el rato con Cristian Silva, Natalia y Javi Rondón, junto al equipo DHL. Íbamos esperándonos unos a otros en todo momento. Si alguno tenía un pequeño bajón, siempre había otro que lo llevaba hasta enganchar con el grupo. Fue una etapa muy especial.

Después de más de 600 kilómetros por el desierto, ¿repetirás en la Titan Desert?

Por supuesto que repito. Para 2019 ya estoy dando forma al nuevo proyecto, y en breve tengo las primeras conversaciones con patrocinadores y algún ciclista de Melilla que está interesado en hacerla. De momento sólo es un proyecto, pero a la Titan Desert 2019, voy seguro.

Para eso falta un año, pero antes ¿cuál es el próximo reto?

Está condicionado a mi situación familiar. Me gustaría estar en septiembre en los Juegos Europeos de Policías y Bomberos, en la modalidad de XC Maratón, pero no puedo confirmar que voy a poder ir, de momento. Y por supuesto, no hay mayor reto que la Titan Desert 2019.

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